jueves, 4 de febrero de 2010

Recapitulando

Si vuelvo la vista atrás, esta temporada post-papiloma (y que dure) que comenzó en tierras segovianas en la hermosa y dura Senda de los Frailes, para continuar con la aún más hermosa y dura carrera de la Pedriza, arroja más luces que sombras. Bien es verdad que la cosecha de marcas ha sido más bien paupérrima, tan solo conseguí limar un mísero segundo a mi marca de 10.000, pero sin embargo casi cada carrera que he hecho ha supuesto para mí Récord de la prueba, aunque no absoluto. Así, el 44:12 de los 10k de Rivas ha sido mi mejor marca en Rivas en 6 participaciones. El 43:04 de Aranjuez pulverizó el registro de mi anterior participación, 44:30 el 2007. También en la Sansil, con un tiempo de perros, firme un 43:24 que ha sido mi mejor San Silvestre de las 7 que he corrido. Y finalmente, en la media de Getafe, el “pequeño fracaso” de 1:36:33 aún bate por más de un minuto mi mejor tiempo en el recorrido Getafeño, de 1:37:47. Mi desesperada búsqueda de una MMP me hizo además correr tres diezmiles a tope en el intervalo de 3 semanas, siempre en tiempos de 4:18-4:20 por kilómetro, con lo que considero más que consolidado ser capaz de correr un diez mil en torno a 43 minutos. Muy bien, ¿y esto a dónde me lleva? Pues podría pensar que a ningún sitio, porque mi familia siempre me dice “muy bien cariño/papá/hijo”, haga 43 minutos o 53. Pero creo que donde me ha llevado (hasta que empiecen a asomar por el horizonte empresas mayores), es a la rampa de salida de mi tercer Maratón. Si, después de dos sonados fracasos, de airados “nunca más”, de “a Dios pongo por testigo” y todo ese bla-bla-bla, tras un paréntesis de un año volveré a mirar a los ojos al monstruo. Posiblemente, éste me eche una mirada de hastío, resople con fastidio, y con un displicente coletazo me aplaste como a una cucaracha, pero hasta que ese día llegue, viviré, entrenaré y correré con la ilusión de enfrentarme al bicho, y vencerlo (alguna vez me tocará, digo yo).

De momento, me he hecho con uno de esos planes de Gavela, que pretendo seguir tan a rajatabla como soy capaz de seguir un plan (que no es mucho). Se supone que con cuatro días por semana (que son los que salgo a correr, y no creo que pueda meter ni uno más), podré correr en torno a 3:30. Me da la risa floja solo de pensarlo, y más cuando pienso en mi actual marca, pero de momento ya hemos empezado. El martes, 25’ de calentamiento, 4 arreones de 9’ por el Parque de Bellavista (bella vista, y bellas cuestas), Y 12’ de “enfriamiento” de vuelta a casa. Y hoy, 60’ por la Dehesa de Navalcarbón, por terreno variado, y siguiendo los consejos de Mr. Cabesc incorporando toda clase de “aditivos” al simple correr, como saltar piedras, salir continuamente del camino, trepar montículos de tierra, etc. que han hecho el entrenamiento divertido… y cansado. El caso es que ya estamos en faena. Y tengo una cita el 25 de abril.