viernes, 19 de junio de 2009

Romance de los Montañeros

Que por Junio, es por Junio,
Cuando hace la calor,
Cuando los trigos encañan,
Y están los campos en flor,
Cuando los enamorados,
Van a servir al amor…

Pero vos, alegres paquetes,
Vais a correr una Maratón.
Y de montaña, nada menos;
Pero una montaña de ilusión,
Que estas cumbres se suben
A fuerza de corazón.

Con el primer calor del Sol,
Se parte de Cercedilla,
Cargados de hidratos y agua,
A hora muy tempranilla.
¡Qué alegría en el trote,
Devorando milla tras milla!

La senda se va empinando,
Camino de Navacerrada.
Esto ya no es ninguna broma,
Se ve gente acalorada;
Más los paquetes, ilusión pura,
Mantienen alegre zancada.

Sobre un cielo azúl añil,
La Bola del Mundo aparece,
Aspen encabeza el grupo,
Zerolito sigue en sus trece,
Y Gebre, incansable el maestro,
Sube y sube, y no desfallece.

¡Descanso para las piernas!
Bajar la Loma del Noruego,
Más de quince son los kilómetros,
Esto ya no es ningún juego.
Y llegando a Cotos por vez primera,
El Sol empieza a mandar fuego.

A subir otra vez tocan,
Por Peña Cítores el collado,
Camino del techo del MAM.
Último tramo, con cuidado,
Y se corona el Peñalara:
Medio Maratón han completado.

A bajar a Cotos de nuevo,
Por Dos Hermanas con mucho tino,
Saltando y corriendo con decisión.
Al llegar a la Venta de Marcelino
Un Señor Oscuro les espera
Cerveza en mano, junto al camino.

¡Ay, amigos, difícil decisión es ésta!
Es el momento de la verdad.
Las dudas asaltan, los miedos.
¿Se romperá la Comunidad?
No creo, pues somos paquetes,
Y esta es una noble hermandad.

Allí siguen, los tres montañeros.
Es la hora de los valientes.
De subir a Cabezas por los Tubos,
De ascender imposibles pendientes,
De superar piedra a piedra, sin fin,
De hacer sufrir cuerpos y mentes.

Pero cuando lleguen a Cabezas,
No hay cosa en los Tubos que espante…
Toca seguir la Larga Cuerda,
Que un día tendió aquí un gigante.
La Bola del Mundo superan.
Vamos hobbits, siempre adelante.

Allá en Cercedilla la meta espera.
Y la espera no es en vano.
Antes de que den las cuatro,
ven llegar al primer hermano.
Zancada fácil, sonrisa abierta:
Es Legolaspen, el toledano.

No ha pasado ni media hora,
Y aquí llega el segundo campeón,
vencedor del Guadarrama,
Puro coraje, lágrimas de emoción.
No hay un hombre más feliz:
En persona, Zerolo-Bolsón.

El tiempo vuela, son casi las cinco.
El Sol camina hacia ese risco.
Más,¿quién asoma tras de esa loma?
Por favor, dazme un pellizco,
Que o veo llegar al gran Velayos,
O es que me estoy quedando bizco.

¡Supervivientes por fin!
¡Conseguida está la proeza!
Pero estos son héroes sencillos,
hombres de una sola pieza,
Y no se les caerán los anillos...
Cuando al fin, beban una cerveza.

lunes, 15 de junio de 2009

Ancha es Castilla


Hola. Me llamo Luis. Ya sé que muchos no me conocéis, es normal, solo llevo 15 meses correteando por el mundo. Bueno, corretear no lo hago mucho aún, a no ser que mis papás me lleven en el carrito a toda mecha. Porque a mis papás seguro que si los conocéis, se llaman Iván y Ana, y son los papás que más molan en el mundo, me quieren mucho, me llevan a las carreras, y me van a regalar un hermanito. Esto me hace mucha ilusión, bueno, aunque me da un poquito de mieditis, pero tengo ganas de que Nito esté aquí (como no sé como se va a llamar yo le llamo Nito).

Bueno, como supondréis no se hablar, pero tenía ganas de contar como veo yo desde aquí abajo las carreras, y los corredores, y eso. Y como ayer he conocido un nuevo amigo, Jorge, le he pedido que me deje contarlo aquí. "Me viene fenomenal, porque solo he puesto el título y estoy un poco azúl..." ¿azúl? No, no dijo eso... ¡gandúl! Eso era. Pues ya está, pues os lo voy a contar.

El caso es que el día empieza como otro cualquiera. Abro los ojos, busco el chupete, que rico sabe, aunque me trae recuerdos de algo más rico todavía, pienso en mami y sonrío yo solo. Mis papás ya están vestidos, uh uh, veo a papi vestido de carrera, ¿saldremos hoy a correr al campo? Me encanta cuando me llevan en el carrito a las carreras. Me pongo un poco pesado para que me den de desayunar, y ya estamos en la calle. Es una calle que no conozco, las casitas son pequeñas, las calles también, y huele diferente. Esto debe ser lo que mis papis llaman "pueblo". Pues que bien. Y tenía yo razón, hoy hay carrera, porque empiezo a ver mucha gente vestida de colorines, con pantalones cortos, y con esas zapatillas molonas, yo de mayor quiero unas zapas así. Veo a una chica que empuja un carro como el mío... ¡espera! No es como el mío, ¡ese es doble! ¿Me llevaran papá y mamá en un carro así con Nito? Tiene que molar mazo. Parece que papá ha visto a sus amigos: son como los demás, pantalones cortos, camisetas cortas, zapas molonas y cara de ilusión. Hay dos que ya conocía, Carlos "guebre" y Carlos "darz veider" o algo así. Me gustan, me hacen cucamonas y yo les miro con los ojos muy abiertos. Hay uno nuevo, un tal Jorge, pardillete le llaman ¡que gracia! También va vestido de colores y tiene la cara llena de pelos. Y es grande, desde aquí abajo los mayores me parecen todos grandes, pero este es más todavía. Aún no sé si me gusta o no, esos pelos en la cara me dan un poco de miedo. Se ponen todos a charlar, yo paseo entre los corredores comiéndome una galleta, ya sé andar y quiero que se note. Me gustan los corredores, porque llevan ropa molona y porque antes de correr están todos riendo, charlando, y haciendo unas cosas muy raras y divertidas que ellos llaman calentar. Se ponen a empujar una pared como locos, pero la pared no se mueve. O se agachan como si fueran a hacer popó. También dan saltitos, o se cogen un pie con la mano y se quedan a la pata coja... yo no hago esas cosas, y eso que el niño soy yo. Vaya, mamá me coge en brazos, parece que van a empezar. Y se ve que hoy papi corre solo, no me va a llevar en el carrito, vaya. Mami mira a los corredores con un poquirritín de envidia, ella también corre, pero Nito no la deja, hasta que no salga de su tripita mami es sólo para mí. Mola.

¡Pum! ¡Que susto! Ya están todos corriendo como locos. Estoy con mami mirando a ver si veo a papi, ahí viene. Se para, y nos da besos a mami y a mí, me dice cosas y a mí me gusta. Ya se va. Mami me dice que vamos al coche para ir a ver a papi a otro sitio en la carrera. Vale. Salimos del pueblo, esperad, que me he aprendido el nombre: Narrillos de San Leonardo. Vaya guasa. Al poco nos paramos en la carretera para que pasen los corredores, les veo desde el coche, ahí está papi, hola papi, me saluda con la mano, también van Jorge y los Carlos, todos me saludan y me sonríen. Sí, me gustan estos corredores, son gente maja. Poco serios, porque no van vestidos como la gente seria, pero majos. Seguimos en el coche hasta que mami se para, y me dice que nos bajamos, que vamos a esperar a papi. Mejor, no me gusta estar sentado mucho rato. Cojo mi galleta y vamos al borde de un camino por el que van pasando los corredores. ¡Que bien huele el campo! Estamos cerca de un sitio que se llama Cardeñosa. Pasan los primeros, están muy flaquitos, me dan ganas de darles mi galleta. Puf, aunque está nublado hace bastante calor. Los pobres corredores sudan como pollitos. Siguen pasando, y ¡ahí viene papi! Va con el pardillete, me sonríe y saluda, como suda, los Carlos se han quedado un poquito más atrás, creo que dijeron que iban a salir despacio y luego aflojar, o algo así. Papi se para un rato conmigo, ¡que bien! Me besuquea y me dice cosas, y a mí me gusta. Ya se va con los Carlos, ¡ale! al coche otra vez. Ahora los corredores tienen que bajar a un riachuelo, ya me gustaría a mí meter los pies en el agua, pero a mami no le haría gracia. Tengo ganas de ser mayor para correr y pisar charcos como papá. Voy con mami en el coche hasta otro sitio, miro por la ventana, y veo campos y más campos, de color amarillo salpicados con el verde de las encinas, hasta donde llegan mis ojos, y a lo lejos se ven las casitas de los pueblos, y las torres de sus iglesias. Es bonito, parece un cuento.

¡Nos paramos! Otra vez para abajo. Este pueblo se llama Peñalba de Ávila. Vaya nombres difíciles que me estoy aprendiendo hoy. Vemos pasar corredores, ya no sonríen tanto como antes, alguno lleva mala carita. Pero no se paran, tienen la cabezota dura, los atletas. Ahí viene uno que conozco, es Jorge el pardillete, saluda a mami y a mí, aún tiene fuerzas para sonreír. Creo que ya no me dan tanto miedo los pelos que tiene en la cara. Mami espera ver llegar a papá, y se le alegra la cara cuando le ve, y a él cuando la ve a ella. Yo creo que se han hecho novios, y por eso va a venir Nito. Papi me besuquea otra vez, no se cansa ni yo tampoco. Dice que va a correr un poquito. Se despide y ale, otra vez al coche. Vaya mañanita que llevamos mami y yo, y Nito también pero él como va en la tripa tan chulito... Sobre todo mami venga arriba y abajo solo para ver a papi un segundo. Debe ser por esto que dicen que a los acompañantes habría que hacerles un momento... digo un monumento. ¿Me harán también a mi un monumento? Porque hoy yo también soy acompañante.

Vamos cuesta abajo por la carretera y llegamos al último pueblo, donde acaba la carrera. Gotarrendura, se llama este, anda que se quedó a gusto el que le puso el nombre. Aquí hay mucha gente que aplaude, y grita, y hasta una banda de música. Esto no se ve en todas las carreras, mola mazo. Los corredores van llegando, cansados pero felices. Algunos levantan las manos, otros se abrazan, otros ponen la cara muy seria, y todos, todos miran la hora cuando llegan a la meta, que manía tiene esta gente con el tiempo. Ahí llega Jorge, ha sudado la gota gorda pero se le ve llegar contento, saluda a mami y a mí, creo que ya somos amigos. Y ahí viene papi, ¡que bien! Me abraza y me besa, está mojado pero no me importa. Cruzo la meta con él de la mano, le hace ilusión. Vale, a mi también. Recoge una bolsa, un refresco, y fruta. ¡Y para mi también, me dan un trozo de sandía! Esta rica y fresquita, pero no suelto la galleta, para algo tengo dos manos. Esta carrera me ha gustado, por el campo y la sandía y ver a papi tantas veces y todo eso. Ya llegan los Carlos, llegan juntos, estos son de los que sonríen cuando cruzan la meta, y chocan las manos. Yo creo que a ellos también les ha gustado la carrera, se les ve a todos contentos. Estos corredores, cuanto más cansados llegan, más contentos están. Yo creo que no están muy bien de la cabeza, pero es que ellos son así. Y hay que quererlos.

¡Uuups! Aquí viene Jorge. Me dice no se qué de que los ladrillos son cosa suya, y que vaya terminando, que ya está bien. Así que hasta otra, a ver si me llevan con Nito en el carro adelantando a todo el mundo, que eso es lo que mola. Besitos.